jueves, 30 de junio de 2016

UN ESTILO DE VIDA: LA EXCELENCIA



La excelencia personal como estilo de vida

María Eugenia Hassan
La excelencia no tiene límites de velocidad y para eso se requiere libertad, decisión, voluntad e inteligencia. La libertad se considera como el centro de la vida humana y el utilizarla adecuadamente equivale a perfeccionar tu calidad de vida.
Un ser humano excelente es aquel que influye en los demás y que busca siempre el bien para él y para los que le rodean. La excelencia es saber amar, saber ser amado y ver siempre las cualidades de las otras personas, buscando constantemente su bienestar. La excelencia es saber servir y apoyar con placer a los demás, porque entre todos se puede encontrar una mejor forma de hacer las cosas.
Cuando una persona es excelente quiere decir que es un privilegiado como ser humano porque está en desarrollo constante. Ser excelente es saber comunicar paz a los demás, aprovechar puntos de oportunidad y transformar dificultades en acciones positivas, pero no hacer por otros lo que estos pueden hacer por sí mismos. Un ser excelente sabe proteger sin asfixiar, sabe guiar sin imponer, sabe motivar a los que están a su cargo para que también puedan desarrollarse.
La excelencia es saber construirse sólidamente como ser humano, con piezas de calidad como los buenos principios y los valores. El hombre que vive con excelencia posee, entre otras cosas, las siguientes características: Intuición y alegría, claridad en sus propósitos, originalidad, responsabilidad y libertad. Un ser humano excelente construye a otros, soporta el rechazo, no se frustra, mejor aún, le da sentido a la vida, es equilibrado en su pasión y responde con la razón.

La excelencia es abundancia

La persona excelente sabe reír y disfrutar de las cosas bellas que abundan en la vida. Por ser intuitivo, sabe relacionar grandes realidades, tiene una visión amplia y adelantada acerca del futuro. El ser excelente es inventor y creativo, pero sobre todo, promueve el surgimiento de grandes hombres, de nuevos valores y de cambios históricos.

La excelencia personal para sobresalir

La excelencia personal se define como una manera de vivir, una actitud mental y un pensamiento inclinado a solucionar cualquier problema, la excelencia se refiere a ser cada vez mejor. En otras palabras se puede definir como la manera en que el individuo desarrolla gran parte de su potencial, sin perder tiempo en buscar excusas o razones para demostrar que algo no se puede hacer.
El único camino para lograr convertir nuestra riqueza potencial en real es, precisamente, a través del trabajo intenso y de calidad. Todo individuo que tome conciencia de lo que es, siente, piensa, hace, desea y dice, que se ha dado cuenta de sí mismo y de lo que le rodea, se ha dado cuenta de que lo que importa es el ser y no el deber ser, esto involucra el auto concepto y el autoestima.

El autoestima positiva es la base de la excelencia

Un autoestima positiva es el ingrediente base para que un ser humano pueda llegar a ser excelente. Dos características importantes del autoestima positiva son la dignidad y la capacidad de hacer las cosas de la mejor manera.
Los seres humanos excelentes poseen muchas características valiosas, pero el autoestima es un elemento característico de los que son excelentes. Puede pensarse que las personas excelentes son seres superiores, pero en realidad no es así, lo que pasa es que poseen un autoestima elevada, se sienten muy seguros de si mismos y capaces de concretar lo que tienen en mente.

La excelencia se construye

En la vida todo es posible y naturalmente alcanzar la excelencia no es una excepción. ¿Piensas que las personas excelentes nacieron así? Por supuesto que no, la excelencia se construye sobre la base de un mejoramiento personal continuo. Parte de sus ingredientes son: la autoestima positiva, la responsabilidad, cambiar un bien por un bien mejor, sólidos valores personales, pensar a largo plazo, actitud positiva, la ética, la ambición (que no es igual a la codicia), buscar siempre ser mejores cada día y compartir nuestro conocimiento con los demás.
Pretender siempre algo más de lo que tenemos o de lo que somos, querer e intentar ser mejor cada día, es tener espíritu de superación permanente, es el camino hacia la excelencia. Pero lo más importante para lograrlo, es darnos cuenta de lo que somos y poseemos, valorarnos como hace mucho tiempo no lo hacemos, y decidirnos al cambio, a trabajar juntos, motivados por un espíritu de superación constante, para alcanzar la grandeza y el bienestar de todos, sin excepción.
Estimado lector y lectora, el momento para que comiences a ser excelente es ahora y no después, es cuestión de tomar una decisión para cambiar definitivamente los viejos pensamientos e iniciar una carrera hacia la excelencia. En mi columna de los días lunes “Conductas de éxito” siempre escribo que todo es posible cuando te decides a hacerlo. Nosotros como seres humanos hacemos realidad las circunstancias negativas o positivas, como reza el dicho popular: “cada quien tiene lo que se merece”.
Si no estás de acuerdo con tu mundo actual, tu trabajo o tu círculo de amigos, ¡no te preocupes!, ponte en acción, cambia tú y ya verás que tu mundo comenzará a cambiar. 

http://www.gestiopolis.com/la-excelencia-personal-como-estilo-de-vida/ 

Sin duda, adoptar una vida de excelencia como un estilo de vida es decisión de cada uno de nosotros. Cada quien somos responsables de la forma de vida que llevamos. No podemos responsabilizar a nadie de  lo que somos.

miércoles, 29 de junio de 2016

EL PORTERO DEL PROSTÍBULO

No había peor oficio en el pueblo que ser portero del prostíbulo. ¿Pero qué podría hacer aquel hombre?

De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.
Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes muy creativo y emprendedor y decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y citó al personal para dar las nuevas instrucciones. Al portero, le dijo: -A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta, va a preparar un reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y además anotará sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.

-Me encantaría complacerlo, señor!, pero no se leer ni escribir. -¿Cómo?... ¡cuánto lo siento, pero tendré que prescindir de sus servicios! -Pero señor, usted no me puede despedir, ¡yo trabajé en esto toda mi vida!. -Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted, le vamos a dar una indemnización hasta que encuentre otra cosa.

Lo siento y que tenga buena suerte. Sin mas, se dio vuelta y se fue. El portero sintió que el mundo se le derrumbaba. ¿Qué hacer?... y recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, el lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo, pero solo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza derruida. Entonces pensó que usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa.

Como en el pueblo no había ninguna ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo mas cercano a realizar la compra. Y emprendió la marcha. A su regreso, su vecino llamó a su puerta: -¡Hola!, ¿vengo a ver si tiene un martillo para prestarme?. -Si, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... ¡como me quede sin empleo!...

-Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano. -Esta bien. A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. -Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende? -No puedo, lo necesito para trabajar y además la ferretería está a dos días de mula. -Hagamos un trato - dijo el vecino. Yo le pagaré los días de ida y vuelta mas el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?. Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días y aceptó. Volvió a montar su mula y a su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.

-¡Hola, vecino!. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?, vengo a decirle que yo necesito unas herramientas y estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, mas una pequeña ganancia... es que no dispongo de tiempo para el viaje. El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue. Recordaba las palabras escuchadas: ¡¡No dispongo de cuatro días para comprar!!

Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que el viajara para traer herramientas. En el viaje siguiente, arriesgó un poco mas de dinero trayendo mas herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes. La voz empezó a correrse por el pueblo y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Con el tiempo alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, adaptó una vidriera y el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos, el era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día, se le ocurrió que su amigo el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no?, las tenazas... las pinzas... los cinceles... y luego fueron los clavos y los tornillos... En diez años, aquel hombre se transformó en millonario con su trabajo como fabricante de herramientas. Un día decidió donar una escuela a su pueblo. En ella, además de leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios mas prácticos de la época y en el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo: -Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de esta nueva escuela. -El honor sería para mi - dijo el hombre. -Nada me gustaría mas que firmar allí, pero no se leer ni escribir; soy analfabeto. -¿Usted? - dijo el Alcalde que no alcanzaba a creer. -¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? ¡¡Estoy asombrado!!... me pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir? -Yo se lo puedo contestar - respondió el hombre con calma. Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería el portero del prostíbulo...

MORALEJA: Generalmente los cambios son vistos como adversidades. Las adversidades encierran bendiciones. Las crisis están llenas de oportunidades. Cambiar puede ser tu mejor opción, solo agrégale la frase celebre: "UNA PATADA EN EL TRASERO SIEMPRE IMPLICA UN PASO HACIA DELANTE".

viernes, 24 de junio de 2016

ASCENDER POR RESULTADOS


Juan trabajaba en una empresa hacía dos años. Era muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso de que no haber recibido nunca una amonestación. Cierto día, buscó al gerente para hacerle un reclamo:

- Señor, trabajo en la empresa hace dos años con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido dejado de lado. Mire, Fernando ingresó a un puesto igual al mío hace sólo seis meses y ya ha sido promovido a supervisor.

- ¡Ajá! -contestó el gerente. Y mostrando cierta preocupación le dijo-: Mientras resolvemos esto quisiera pedirte que me ayudes con un problema. Quiero dar fruta para la sobremesa del almuerzo de hoy. Por favor, averigua si en la tienda de enfrente tienen frutas frescas.

Juan se esmeró en cumplir con el encargo y a los cinco minutos estaba de vuelta.

- Bien, ¿qué averiguaste?
- Señor, tienen naranjas para la venta.
- ¿Y cuánto cuestan?
- ¡Ah! No pregunté.
- Bien. ¿Viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?
- Tampoco pregunté eso.
- ¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?
- No lo sé, señor, pero creo que...
- Bueno, siéntate un momento.

El gerente cogió el teléfono e hizo llamar a Fernando. Cuando se presentó, le dio las mismas instrucciones que a Juan, y en diez minutos estaba de vuelta. El gerente le preguntó:

- Bien, Fernando, ¿qué noticias me traes?
- Señor, tienen naranjas, las suficientes para atender a todo el personal, y si prefiere, tienen bananos, papayas, melones y mangos. La naranja está a 150 pesos el kilo; el banano, a 220 pesos la mano; el mango, a 90 pesos el kilo; la papaya y el melón, a 280 pesos el kilo. Me dicen que si la compra es por cantidades, nos darán un descuento de diez por ciento. Dejé separadas las naranjas, pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.
- Muchas gracias, Fernando. Espera un momento.

Entonces se dirigió a Juan, que aún seguía allí:

- Juan, ¿qué me decías?
- Nada, señor... eso es todo. Con su permiso.

Hoy en día reclamamos empoderamiento. Es decir, que los jefes otorguen a sus subalternos la posibilidad de tomar decisiones y responsabilidades por ellas. Pero, ¿están los empleados asumiendo esta función de manera proactiva y automotivada?

El potencial está en las personas. Son ellas quienes deben desarrollarlo y hacerlo conocer de los demás a través de hechos concretos.

* Contribución de Héctor Daniel González, 21 de junio de 2001

LA CASA IMPERFECTA



Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo -dijo-. Es un regalo para ti".

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, y sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces de repente vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

La conclusión es que debemos pensar como si estuviésemos construyendo nuestra casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construir con sabiduría es la única regla que podemos reforzar en nuestra existencia. Inclusive si la vivimos sólo por un día, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

La vida es como un proyecto de hágalo-usted-mismo. Su vida, ahora, es el resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. ¡Su vida de mañana será el resultado de sus actitudes y elecciones de hoy!

* Contribución de Daniel Molina, 1ro de noviembre de 2001.